viernes, 6 de diciembre de 2013

¿QUE LES IMPACTA VERDADERAMENTE A LOS NIÑOS?


Malaquías 4:6
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

Una de las mayores preocupaciones de los padres y de la iglesia es perder contacto con nuestros niños y jóvenes. Me refiero al contacto emocional y espiritual, porque tener contacto físico no es difícil, cuando estamos al lado de ellos. Por un par de décadas he observado muy de cerca a algunas generaciones: sus gustos, sus costumbres, sus estilos, sus sueños y anhelos. Ciertamente han ido cambiando dia a dia. ¡Pareciera como si tuviéramos que perseguirles sin perderles de vista, o  a la vuelta de la esquina nos encontraremos con personas totalmente desconocidas!  Pero en realidad hay un conjunto de características que nunca cambian en los niños, adolescentes y  jóvenes, y son los siguientes aspectos:

Jeremías 1:5

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

a.    Ser conocidos a profundidad. Ellos tienen una necesidad genuina y muy grande de ser tomados en cuenta como individuos. Es común llamar a los niños no por nombre sino con referencias, como “El hijo del hermano Pérez”, “El hermanito de Ana, la corista” o “la sobrina de la maestra”, pero cuando les llamas por nombre, indicas que sabes mucho de ellos, no solo información de sus familias, pero de sus intereses, actividades e incluso de sus frustraciones, y eso les impacta enormemente, porque se dan cuenta que alguien piensa en ellos, que no pasan desapercibidos y que realmente importan. A mi parecer este seria el primer y mas grande principio para ser maestros y padres influyentes en la presente generación.

b.    Permíteles conocerte. Claro, ellos saben quien eres también, pero puede que solo piensen en ti como “Papa, el fuerte”, “Mama, la amorosa”, “Mi maestro de los domingos” … Cuando yo era niño, veía a los adultos como seres sin necesidades ni vidas propias. Eran como robots que solo llenaban un rol en la sociedad. Pero tuve una maestra que me invito a comer a su casa, me permitió jugar con sus hijos, me hablo de su infancia e incluso me toco visitarla cuando estuvo enferma. Eso causo una profunda admiración hacia ella como niño. Atrévete a mostrarles tu lado humano, diles que no eres perfecto, pero que llevas varios pasos mas adelante que ellos. Déjales conocerte poniéndote a veces a su nivel. ¡No temas perder tu autoridad, porque ciertamente el hacer esto en realidad lo que harás es refirmarla!

c.    Muéstrales tu Fe en Dios. A veces los adultos somos buenos actores. ¡Pareciera como si las iglesias tuvieran un dispositivo transformador de rostros en la puerta de entrada! Veníamos discutiendo en el coche camino a la iglesia y minutos mas tarde nos encontramos con una sonrisa gigante conversando con otros adultos, y nuestros hijos van registrando esto como una actitud “Incongruente”. A todos nos pasa algunas veces, pero es mejor hablar con nuestros hijos con toda honestidad acerca de nuestras luchas, y nuestra necesidad de ser ayudados por Dios cada dia, en lugar de dejar pasar este tipo de situaciones por alto. Ellos no solo saben que no somos perfectos, de hecho están convencidos de ello. Pero si tomamos tiempo para compartirles acerca de como es que necesitamos depender de Dios para que las cosas salgan bien, que vivimos a veces días estresantes pero siempre que oramos a nuestro Padre celestial y recurrimos a  su palabra, recibimos paz y seguridad, y experimentamos victoria sobre toda circunstancia; este tipo de demostraciones que les permiten conocer nuestro lado vulnerable les habla de que somos “barro en manos del alfarero”, y así mismo ellos.

d.    Haz cosas diferentes y únicas. Ellos aman lo nuevo, lo genuino, lo que sorprende, lo que causa expectativa. Si todos los días les das el mismo desayuno, te van a pedir algo diferente tarde o temprano. Si cada clase dominical es idéntica en formato, van a perder poco a poco el interés. ¡Hasta nosotros los adultos nos aburrimos de lo mismo! ¿No es cierto?... ¡Atrévete a ser diferente como padre o maestro! ¡Es bueno inspirarnos en el trabajo que otros bien hacen, pero se torna frustrante cuando tratamos de replicar las acciones de alguien mas y ver que no nos funciona igual!  Dios nos dio una personalidad única. Todos tenemos una historia diferente, hemos vivido experiencias muy personales, y eso nos hace especiales. Nuestros menores se emocionan al descubrir cosas nuevas, y también nosotros nos sentiremos muy motivados al ver que nuestras acciones para con ellos rinden frutos cuando les vemos crecer en conocimiento de Dios, de ellos mismos y de la vida

e.    Diviértete. Existen numerosos estudios acerca de la diversión, y se ha llegado a una muy acertada conclusión: lo divertido favorece enormemente el aprendizaje. Cada vez que afectamos positivamente sus emociones, hay un proceso cognitivo firme y sano en el cerebro que genera nuevo aprendizaje.  Como padres, ¿Por qué no hacemos de las rutinas en el hogar algo divertido y ocurrente? ¿Por qué no jugamos con ellos al enseñarles a ser responsables y cumplir con sus deberes? ¿Por qué tenemos que hacerlo como una obligación si pudiéramos darle el toque de deleite?  O como maestros, ¿Por qué no dedicar algunos minutos a simplemente jugar antes de hablar y hablar? De verdad, ¡La diversión es un estimulante emocional poderoso que les prepara para recibir lo que después les vayas a decir! Las actividades divertidas (Lúdicas) pueden contener sonidos, texturas, colores, sabores y formas. Estas pueden tener una estrecha relación con lo que se quiere aplicar como enseñaza, pero incluso pudiera no tener nada que ver. Cuando te diviertes con ellos, simultáneamente les das muchos mensajes que llegan directo al corazón: “tu me importas lo suficiente como para querer pasar tiempo contigo”, “me gusta  mucho verte reír”, “eres libre para ser como Dios te hizo” , y “Es aceptable jugar”… ¡De hecho como adultos nos evitaríamos muchos dolores de cabeza si jugáramos en la vida un poco mas, en vez de tomarnos todo tan a pecho al grado de sufrir taquicardias constantes!


EN CONCLUSION…

Cuando nos involucramos en la enseñanza de nuestros niños y jóvenes, estamos haciendo mucho mas que solo llenar sus cabezas de información: Les estamos formando para la vida. Hay una estrecha relación entre quienes somos como personas y el mensaje que les damos, es decir, no podemos enseñar efectivamente sin involucrarnos personalmente con ellos. Es necesario dar pasos de acercamiento hacia ellos, removiendo obstáculos y creando vínculos afectivos. Ellos serán formados de manera sólida en el conocimiento de la Palabra de Dios y nuestras vidas adultas son una herramienta poderosa del Padre celestial para tal fin.

Deuteronomio 6:6-9
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.